El día 27 de diciembre de 2017 una explosión en la empresa china COFCO (exNidera) en San Lorenzo, provincia de santa Fe dejaba hasta el momento dos compañeros muertos y 25 heridos. El gremio de los aceiteros inmediatamente paralizó la actividad por 48 horas y una gran movilización llenó el día 29 las calles de la ciudad litoraleña con la consigna ¡Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode! Se retomaba así el hilo de la movilizaciones del 14 y el 18 de diciembre exigiendo parar la reforma previsional
Pese a que los medios intentaron mostrar el tema como “accidente”, la postura sindical y de las organizaciones populares logró dar cuenta que las muertes no fueron casuales, denunciar las responsabilidades patronales y mostrar como la vida humana es apenas un detalle para el capital .
El 28 de diciembre un gravísimo hecho ocurrió en el Hospital San Roque en el Polo Sanitario de la ciudad de Córdoba. Jorge Druetta, trabajador de 58 años que arreglaba el aire acondicionado del quirófano en el segundo piso, se precipitó al vacío y golpeó la cabeza contra motos estacionadas en la calle. El parte médico indicó “politraumatismos múltiples” y “estado de coma”. El 5 de enero Druetta falleció.
A diferencia de lo ocurrido en San Lorenzo, el asunto mereció solo escasas referencias en la prensa. La escueta información no pudo callar lo central: Druetta estaba sin protección alguna, ni casco, ni arnés. El secretario de la Unión de Trabajadores de la Salud (UTS) denunciaba «No puede ser que tenga que ocurrir una tragedia para que se vea la consecuencia de las pésimas condiciones en las que trabajamos», mientras la Asociación de Trabajadores del Estado prepara una acción penal. Sin embargo el gremio “reconocido” como interlocutor válido, el Sindicato de Empleados Públicos (SEP) guarda un silencio atronador. Nos decía una delegada de ATE del Hospital Rawson, ubicado al frente del San Roque, que un hermetismo total rodea la situación. Apenas dos compañeras se animan a contar entre susurros que Jorge estaba contratado desde hace 8 años, que estaba de franco y le pidieron como favor que arreglara ese aire , que no solo Druetta realizaba la tarea sin elementos de seguridad sino que la escalera estaba fallada y eso le hizo perder el equilibrio . Cuenta también la delegada que para la tomografía hubo que trasladar a Druetta del San Roque al Rawson ya que en el primero el tomógrafo estaba roto. “El aparato” – nos cuenta – “había sido inaugurado por el ministro de salud con bombos y platillos hace un mes, pero no funcionaba” . El vaciamiento de la salud pública se lleva así la vida de un compañero precarizado.
Desde otro lugar los trabajadores despedidos y delegados rebeldes del transporte nos muestran la falacia de 122 nuevas unidades a todo confort anunciadas por la empresa ERSA al igual que el tomógrafo del San Roque, con bombos y platillos. Tales unidades existieron tan solo para la foto, están en otro lado o son un montaje. Poco importa en tiempos de la posverdad. Y cuentan también como el gremio cortó la obra social a lxs compañerxs despedidos y los padeceres que esto causa. La sensibilidad es un bien escaso para el estado y la burocracia sindical.
Córdoba debería ser otra San Lorenzo e inundar las calles con un reclamo colectivo por la seguridad , la vida y el cuidado de lxs trabajadorxs, recuperar la unidad y la sensibilidad desde abajo. Juntarlo a la exigencia de parar los despidos y las reformas antiobreras. Hay fuerzas, hay dignidad y hay historia: para muestra está la carpa plantada frente a la Municipalidad.
Por el Observatorio de Conflictividad Laboral Córdoba