Vida de topos

Vida de topos: cotidianeidad, economía popular y el asesinato de Marcos Soria

Les autores de esta nota nos encontramos para relatar y discutir desde la perspectiva dela-clase-que-vive-del-trabajo[1] sobre un caso puntual que quizás, lamentablemente, no sea demasiado particular. Lo hacemos desde esa postura porque es la del Observatorio de Conflictos Laborales de Córdoba. ¿La idea? Pensar y escribir acerca del asesinato de Marcos Soria, trabajador de la economía popular, integrante del Encuentro de Organizaciones (EO), y por lo tanto, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

Antes de empezar a escribir este artículo, en la charla previa a la escritura, nos ponemos al día sobre un episodio sucedido el 5 de diciembre a dos cuadras de donde estamos sentades. En la puerta del supermercado Disco de la Avda. Vélez Sársfield, al lado de la Villa El Chaparral, un grupo de mujeres y niñas se enfrenta con la policía. ¿La razón? Defender a un vecino que compró una torta para su hermana que ese día cumplió 15 y era acusado de llevarse sin pagar la carne para el asado del festejo. La violencia de la policía, que incluyó tiros al aire y golpes a niñas, es imposible pensarse por fuera de la luz verde a la violencia institucional de las “fuerzas de seguridad” que se está promoviendo en todo el país.

Lo que deseamos manifestar es que evidentemente, estos episodios, son cotidianos. Los mismos forman parte de las condiciones de reproducción de la vida del 10% de población que vive en barrios populares (villas, asentamientos, etc.), o más aún, del aproximado 30% de les trabajadores, que produce y reproduce su vida en el sector de la economía popular en situación de marginalidad. Lo llamativo (por decir algo) es que estos episodios casi nunca salen a la luz porque es una práctica naturalizada.Sólo a veces se logra poner en agenda cuando familiares, organizaciones o amigues de la víctima lo consiguen; como esta vez sucedió con Marcos. Él fue fusilado por la espalda, cerca de su casa, en barrio Angelelli II, luego de haber sido golpeado brutalmente por dos policías, según afirman testigues. Apenas dos días antes, había caía asesinado por la policía bonaerense Rodolfo “Ronald”Orellana, un integrante de las Organizaciones Libres  del Pueblo, también de la CTEP (esta vez de Villa Celina, La Matanza). Una bala impactó en su espalda en pleno conflicto por toma de tierras dando por finalizada su vida.

Una conferencia de prensa con movilización

El lunes 26 de noviembre se ha convocado a una cita de honor. Decía así la invitación: “familiares, compañerxs, y abogadxs de Marcos Soria a una conferencia de prensa exigiendo justicia por el asesinato en manos de la policía de Córdoba” (gacetilla de prensa publicada en facebook).

 

Dice el comunicado del EO:

Marcos Jesús Soria tenía 32 años, estaba casado con Andrea con quien tenían un hijo de 4 años y una niña de once meses. Para llevar el pan a la mesa trabajaba como carrero yen la ‘Huerta entre Todos’ de la Asamblea de la zona sur-sur del Encuentro de Organizaciones (EO). 


Cuando llegamos al local de la CTEP donde se desarrolló la conferencia de prensa, nos encontramos con la cuadra de General Paz al 300 ocupada por compañeres de diferentes organizaciones reclamando justicia. Asimismo, las oficinas y el espacio donde se dio la conferencia estaban atestadas de militantes de un amplio arco político del campo popular. Se pudieron observar diversas organizaciones barriales, de derechos humanos, unos pocos sindicatos (como gráficos), algunes legisladores y una buena cantidad de personas independientes.

La vida en Angelelli

Alexis Correa, militante del EO nos cuenta:

«Angelelli tiene varias particularidades. Es un barrio ciudad dividido en dos y un barrio en el medio que es la toma 12 de setiembre, que se conformó hace pocos años y unificó los dos barrios Angelelli. Queda en el extremo sur de la ciudad, lo que lo hace completamente dependiente del transporte público lo que dificulta la vida por tener Córdoba, el boleto más caro del país”.

Esta realidad, es un problema en  los barrios-ciudad y resultado de la política de vivienda de Unión Por Córdoba, ya que confinó a gran parte de los pobres a la periferia, restringiendo sus posibilidades de trabajo, sus actividades, a“guetos” para  favorecer al“desarrollismo urbano”, que con el desalojo de las villas de sus lugares originales logra suculentos tierras para negocios  inmobiliarios de extraordinario valor

La vida en los barrios-ciudad, entonces, no escomo la han querido pintar desde el gobierno provincial. Compartimos una sucinta descripción de Alexis sobre las prioridades de las políticas públicas:

«Al centro de la plaza hay una posta policial que funciona todos los días y a toda hora y un dispensario que funciona cuando quiere. La primera lectura que uno hace es que importa más el control social que la calidad de vida de la gente”.

Así las cosas en el barrio, la economía popular se ha abierto camino.

La economía popular en Barrio  Angelelli

En Angelelli hay muchas organizaciones populares que trabajan en la zona. La trama en los tres barrios es densa y fértil en producciones y luchas a pesar de que no logran articularse cotidianamente.

El EO es una de esas organizaciones. Elles tienen un taller de herrería, trabajo textil, huerta comunitaria y apoyo escolar. Se gestionan mediante asambleas. La vida de quien trabaja en la economía popular formando parte de esos emprendimientos, está sometida a problemas que hoy se agudizan y que Alexis sintetizó en algunos nudos centrales. En la producción inciden por una parte, al alza de los insumos, por ejemplo la materia prima para la herrería está atada al precio del dólar (planchuelas, caños, perfiles, etc); por la otra, la caída del consumo popular que disminuye la capacidad de compra de los sectores que son habituales compradores. En la vida cotidiana, la inflación se come rápidamente el poco dinero que se pueda hacer, y la calidad de los servicios deja mucho que desear. El agua es pésima; la luz y el agua no siempre están disponibles.

Heterogeneidades

Les compañeres que componen la asamblea del EO en su inmensa mayoría son creyentes y muches participan en Iglesias evangélicas. También se integran peruanos y bolivianos que en la zona sur tienen gran presencia. El desafío de las organizaciones, entonces, muchas veces es construir desde esa diversidad. En particular, deconstruyendo el mito de una iglesia evangelista impenetrable. El quehacer diario muestra que las mixturas son posibles y que en el trabajo conjunto y concreto, es posible remontar la fragmentación estructural y cultural, enfrentar los aislamientos. Alexis nos comenta también del buen vínculo existente con les trabajadores asalariados y comerciantes. En definitiva, la economía popular tiende a unir fragmentos del pueblo trabajador que parecerían separarse cada vez más.

¿Población sobrante?

Iñigo Carreras entre otres autores, trabaja la categoría de población sobrante, heredera de la de “superpoblación relativa” de Marx. No se trata tan solo del “ejército industrial de reserva”, que se regula por ciclos del capital industrial, un contingente disponible que ejerce presión y limita las demandas del “ejército obrero activo”, sino de “una importante proporción de población en condición de sobrante para las necesidades del capital […]independientemente de las variaciones del ciclo económico, […] una masa de la población inserta en este modo productivo no puede obtener sus medios de vida dentro de las relaciones productivas que lo constituyen y deviene población sobrante”[1]. Iñigo Carrera, al operacionalizar esta categoría, encuentra allí porciones importantes de la población (además de desocupades). Lo cierto es que se trata de una porción dela-clase-que-vive-del-trabajo que circula por los márgenes, que parece no ser“necesaria para el mercado de trabajo”. No es extraño, entonces que desde el capital y su aparato coercitivo se trate de matar, invisibilizar, arrinconar a “los que sobran”.

Sin embargo una porción importante de esta población ninguneada ha decidido tomar las riendas de su propia vida y crearse su propio trabajo a pesar de sus condiciones de precariedad estructural. Así surge la economía popular. Esa gran masa de gente trabajadora que ha inventado su propio trabajo porque cada vez más le resulta imposible “integrarse”: cartoneres, feriantes, artesanes, campesines pobres desplazades, integrantes de cooperativas de trabajo, etc. Afirma Grabois: “En ese contexto, los excluidos, se inventaron su propio trabajo, recuperando viejos oficios en un heterogéneo conjunto de nuevas actividades, combinando recursos humanos y materiales descartados por el mercado moderno. Esta autoadministración de factores productivos residuales es lo que llamamos economía popular”[2] Este es el sector que se ha decidido organizar gremialmente en diversas organizaciones como la CTEP. Esto ha sido fundamental porque amplía en muchos casos las posibilidades de una vida  soportable y más aún, digna. Más allá de contradicciones y debates desde las perspectivas críticas (sobre el rol de estas organizaciones, sus lógicas, sus aportes, etc) se entiende la relevancia de la organización de quienes dan vida al sector. Por ejemplo, quienes escribimos esta nota discrepamos en elementos de la caracterización de los movimientos y su proyección política, pero acordamos fuertemente en que sin la subjetivación política antagonista al estado de cosas actual de esta porción dela clase-que-vive-del-trabajo, es difícil/imposible pensar en una transformación radical en nuestro país.

Marcos Soria, asesinado

Para finalizar, nos pareció valioso retomar las palabras de Alexis:

“Nosotros tenemos la certeza de que a Marcos lo mató la policía por la espalda, que ese policía no era la primera vez en la barrio que lo hacía y no era la primera persona a la que perseguía. Perseguían a las demás personas, perseguían a los adolescentes del barrio con historias tremendas. Y que esto tampoco es la locura de dos policías que sólo salieron de cacería, sino que responde a algo más grande,viene pasando en todos los barrios populares de Córdoba. Obedece a una política bastante clara”.

El decreto de Macri-Bullrich donde se legaliza el “gatillo fácil” no tiene nada de casual, es parte de una lógica política-policial que se centra en criminalizar al pobre para ocultar los problemas estructurales y eliminar al “sobrante”. El caso visto acá es una muestra, sólo un caso, una punta del iceberg de la realidad que debe enfrentar un sector importante del pueblo trabajador. Las respuestas solidarias y articuladas acumulan fuerzas para enfrentar esa ofensiva.       

Por Mariano Schejter y Susana Roitman
Observatorio de Conflictos Laborales Córdoba
Entrevistado: Alexis Correa, del Encuentro de Organizaciones

 


[1] Clase-que-vive-del-trabajo es un concepto introducido por el sociólogo brasileño Ricardo Antunes en su libro ¿Adiós al trabajo? de 2004, en donde analiza las metamorfosis del mundo del trabajo en los nuevos escenarios globales y considera que hay que ampliar el concepto de “clase trabajadora” que clásicamente se entendió como el mundo asalariado, para dar cabida a crecientes porciones de la población que viven de su trabajo sin ser asalariados.

[2]Iñigo Carrera Nicolás, Cavalleri Stella y Murruni Marina (2010) “La superpoblación relativa en Argentina: un ejercicio de medición”. Buenos Aires: PIMSA.

[3]Grabois, Juan (2018). La clase peligrosa. Planeta.Buenos Aires. Página 158.

 

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