Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, me levanto
(Maya Angelou, 1978)
El 8 de Agosto de 2018, día en el que se debatió la Legalización del Aborto en el Congreso de la Nación Argentina, no fue un día más para ningún lugar, ni siquiera el más recóndito de nuestro país. El despertar de ese día en Mar del Plata olía a nervios, a ansiedad y a esperanza verde bien verde.
Desde la madrugada y mañana del 8/A seis colectivos se congregaron en la CTA autónoma, con más de 300 personas, para viajar a Buenos Aires y acompañar a lxs dos millones que decidieron concentrar en el frente al Congreso de la Nación para exigirle a los 69 senadorxs por la Legalización del Aborto.
A la vez hubieron muchxs que acompañaron el reclamo desde Mar del Plata, durante todo el día las calles céntricas de la ciudad se fueron tiñendo de verde. A partir de las 17 horas el triángulo que se forma entre el Municipio, la Catedral y el monumento a San Martín comenzó a llenarse de jóvenes, mujeres, varones y compañerxs del movimiento LGTBQ quienes se acercaban con el color verde de la Campaña por el Derecho al Aborto y pedían porque dejen de morir personas gestantes en la clandestinidad, por educación sexual para decidir, por anticonceptivos para no abortar y por aborto legal para no morir.
Fueron lxs compañerxs de los movimientos feministas lxs que pusieron sonido y micrófonos para convertir ese día histórico en una fiesta. Lo que predominó en esa hermosa marea verde fueron lxs jóvenes, de esxs que nos dan la fuerza al resto, de esxs que militan con una alegría que contagia, de esxs que llenan sus rostros de brillantina verde, de esxs que cargan carteles hechos a mano con gran convicción. ¿Cómo no estar alegres? si estamos juntxs, hermanadxs, sororxs. Fueron pasando las horas, fue avanzando la lluvia, el frío y el viento y la gente, sin embargo, seguía bailando, festejando, luchando y visibilizando hasta el hartazgo a una sociedad que pide a gritos el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Algunos de los cantos que se escucharon esa noche a una cuadra de la catedral fueron: #Aborto libre y gratuito para que decida la mujer. #Arriba el feminismo que va a vencer, abajo el patriarcado que va a caer. #Sin papa facho y burgués el aborto sería ley. Donde se podía observar una fuerte crítica a la iglesia, quien a jugado muy en contra para que se avance sobre este derecho.
Fueron muchxs lxs que transitaron entre el monumento, algunxs buscaron algún lugar con televisión para verle la cara a lxs senedarxs que pospusieron nuestro derecho, otrxs se subieron al colectivo y se fueron para Buenos Aires, desde allí nos llegaban miles de whatsapp y fotos de aquellxs compañerxs que hacía horas estaban construyendo la historia afuera del congreso.
Caras y cuerpos llenos de deseo, cargados de necesidad de transformación y de apropiarse de este derecho que permitiría a las mujeres y cuerpos gestantes hacerse dueñxs de sí mismxs. Romper algún eslabón de la cadena del patriarcado, la opresión constante de un Estado partícipe y cómplice, de una Iglesia gestora de los movimientos antiderecho que ejecutó la presión sobre senadorxs para forzar votos en contra. Hipocresía es el sustantivo que dio vueltas por el Congreso toda el día. Senadorxs que han abortado o llevado a algunx familiar, amigx o conocidx a hacerlo, que conocen dónde están las clínicas que hacen un negocio millonario de la clandestinidad y no denuncian siendo clarxs cómplices.
Aún así, el “día verde”, esa vigilia cargada de emociones, fue una fiesta de cantos llenos de convicción de que la Ley en algún momento, no tan lejano, será un derecho, convencidxs de que esta marea verde llegó y se instaló en la sociedad para quedarse. La lucha del movimiento feminista ha tomado tal trascendencia y fuerza que todxs lxs que nos sentimos parte de ella sabemos que esto no tiene final, que se conquistarán nuestras reivindicaciones y que todas las formas de opresión patriarcal irán cayendo una a una.